La noche mas larga del año
En estas fechas del año, muchos de nosotros celebramos el início de un nuevo ciclo.
Hoy todos tenemos en común esta sensación de fragilidad ante factores sobre los cuales no tenemos control. La naturaleza se muestra poderosa y despiadada, en muchos lugares. Lo que vemos nos recuerda cuán pequeños y vulnerables estamos en la vastedad del universo.
Somos testigos impotentes de los acontecimientos que se suceden más y más ante nuestros ojos y que destruyen la vida de la gente. Las medidas que debemos tomar para minimizarlo no tendrán resultados inmediatos y milagrosos que nos puedan salvar de las inconsciencias que hemos cometido.
Sin embargo, la esperanza sigue existiendo, y nuestros antepasados ya celebraban esta esperanza. Sus celebraciones contaban con bellos y mágicos elementos intemporales.
Entre los diversos rituales hay un factor común: somos mejores cuando nos unimos e intentamos enriquecer los días dándoles luz, equilibrio y solidaridad.
El momento de esta celebración coincide con lo que antes era una fiesta pagana: las celebraciones del solsticio de invierno. El 21 de diciembre, la noche mas larga del año, nuestros antepasados celebraban la naturaleza. Hacían ofrendas a los dioses, adornaban sus casas con ramas verdes, encendían grandes hogueras y junto con sus familias pedían que el invierno pasara rápido.
Espero que esta luz y este calor iluminen los tiempos que se aproximan y nos traigan paz, salud y felicidad.