Las primeras impresiones sí cuentan

Dada la forma como nuestro cerebro funciona, la apariencia de las cosas es importante. Hay una frase muy interesante (cuyo autor desconozco) que uso mucho y que resume la reflexión que me gustaría hacer sobre la manera de comunicar con los clientes: no hay una segunda oportunidad para dar una primera buena impresión.

En el contexto profesional y empresarial, incluso si hemos optado por una estrategia de comunicación informal y relajada, este princípio es ineludible. La informalidad no justifica falta de rigor.

El inicio del proceso de negociación siempre se da de forma indirecta, donde el lenguaje es nuestro único puente con el cliente: las palabras están en todas partes – página de internet, correos electrónicos, fichas técnicas, catálogos, tarifas – y son, junto con las imágenes, nuestra principal herramienta. Si en ese primer momento nuestra comunicación tiene errores, empezamos a perder puntos y, en consecuencia, nuestro poder de negociación se debilita.

Si tenemos un producto de gran calidad, capaz de luchar con las mejores marcas de la competencia y tenemos una comunicación descuidada, lo que se grabará en el subconsciente del cliente será una impresión menos positiva.

Un ejemplo: si vendemos sillas de oficina y queremos distinguir entre la silla de dirección y la silla operativa, el traductor de Google, al convertir del castellano al francés, traducirá la segunda expresión por “chaise de travail”. Esta expresión existe en el idioma francés, pero no hace parte da la jerga del mobiliario. El correcto sería “chaise opératif”. ¿Ves el efecto?

¿Qué pensaríamos de las grandes marcas con las que interactuamos si sus páginas estuvieran escritas con errores, si sus correos electrónicos nos dijeran cosas absurdas que no se usan en el idioma castellano o en la jerga de nuestro negocio? ¿Tendrìan la misma notoriedad y reputación que les atribuimos?

Los detalles son importantes y, de hecho, no hay una segunda oportunidad para dar una primera buena impresión.

(foto – texto original: puede probar esta delicia “transmontana”)